El barrio del Poble Sec esconde, en una de las callejuelas que desembocan en el Paralelo, una pequeña joya llamada Funicular que merece la pena tener en cuenta.
Nacido como bodega en 1850, en el año 2000 empezó a servir aperitivos, la especialidad de la casa, y fue ampliando su oferta hasta convertirse en el restaurante que es hoy.
Se trata de un espacio muy breve, con tan sólo seis mesas, dirigido por Sergio Planes, que ofrece una carta según mercado con el marisco como especialidad. Además, incluye también excelentes tapas y platillos de mercado, elaborados siempre con materia prima de la mejor calidad.
Sin duda alguna, una visita obligada para los amantes del buen comer.